miércoles, 21 de marzo de 2007

Sexo solitario



Durante la infancia muchos niños estimulan sus genitales en juegos solos o con otros varones, obteniendo así placer. Sin embargo, no es frecuente que lleguen al orgasmo o eyaculacion y menos aún que tengan conciencia de ello. En general es alrededor de los 12 o 13 años cuando comienzan a obtener la eyaculación y la posibilidad de lograr mayor placer con la masturbación.
La repetición de esta experiencia, que es buscada por las sensación es agradables que provoca, se transforma en un modo de aprendizaje de conductas sexuales efectivas y de la forma de obtener placer durante las relaciones sexuales. Desgraciadamente lo que se trasmite en estos casos es muchas veces erróneo, fantasioso o distorsionado
“ Estaba como siempre dándole en el baño, y de repente una sensación invadió todo mi cuerpo. M e sentía raro, pero no podía parar y se produjo: salió la leche. No lo podía creer, iba a poder tener hijos. Antes lo intentaba, pero no venía el semen y mis amigos me decían que no iba a poder tener hijos, o que sería un marica”, dice Javier, de 15 años
La aparición del semen reasegura nuestra identidad masculina. Cuando se da la primera eyaculación provocada por uno mismo, además de sentimientos mezclados de vergüenza, placer o de culpa, se siente la tranquilidad de que podrán mantenerse relaciones sexuales. A veces el semen no aparece en los pr9imeros intentos, lo que pude generar otra vez angustia respecto de nuestra masculinidad. Por lo general los varones nos masturbamos en todas las épocas de la vida, en forma aislada o sistemática. Uno de los grandes “horrores” que describió el informe Kinsey al pueblo norteamericano fue que los adultos se masturban casi sin excepción, estén o no en relación de pareja. La masturbación es una actividad natural y sana en cualquier época de la vida, contrariamente a todas las historia y los mitos que circulan y fueron tan populares. No produce locura ni ceguera, ni es índice de ningún trastorno.
Sin embargo, han sido terribles y hasta incomprensibles las aberraciones que se han podido decir y creer sobre la masturbación. Uno de los calificativos mas frecuentemente usados contra la masturbación es que se trata de un acto “antinatural”. Si por ello se entiende que lo “natural” es practicar el coito y no masturbarse, tenemos que preguntarnos qué pueden hacer quienes no tienen pareja, o aunque la tengan, no pueden mantener relaciones por cualquier motivo, incluyendo la posibilidad de que uno de ellos manifieste una menor frecuencia de encuentros sexuales. Otros mitos en torno a esta conducta señalan que es pecado, que hace salir pelos en las manos, que deja estéril, que provocaba locura, epilepsia, debilidad y, en general, una merma de las facultades intelectuales y mentales. Se ha castigado y traumado por éstas imputaciones, a generaciones de muchachos sin que jamás se les hayan explicado el por qué de tal conducta. En otras palabras no lo han entendido ni los castigadores ni los castigados.
La visión de la masturbación como causa de todos estos tipo de males se debe al médico suizo Tissot quien en 1758 publicó El Onanismo (onanismo es un término que `proviene de Onan, que, según la Biblia, fue castigado por interrumpir los coitos derramando “la simiente en la tierra”. Sin embargo, en psiquiatría, el vocablo equivocadamente se utiliza para referirse a la masturbación, cuando en realidad es el coitus interruptus). El libro en cuestión es un Tratado sobre los desordenes que produce la masturbación, dando al tema un cariz pseudo científico. Este hecho, unido a la gran influencia de Tissot en los ámbitos medico y eclesiásticos de la época, provocó que sus ideas se divulgaran con gran rapidez e intensidad. Su teoría consistía básicamente en que cualquier acto sexual producía una acumulación de sangre en la cabeza y dejaba el resto del cuerpo sin riego sanguíneo. Esto producía, según el autor, una degeneración de los nervios que llevaba a la demencia.
Estas ideas contribuyeron a considerar a la masturbación como una conducta aberrante y perversa, siendo severamente condenada y reprimida por la iglesia, los médicos y los padres de familia temeroso de tan terribles consecuencias
Toda ésta maniobra no a aportado en absoluto a disminuir el acto masturbatorio, sino que vuelve a aparecer con mayor intensidad entre los jóvenes, y encima no se abandona como práctica ocasional durante toda la vida. El 95 por ciento de los hombres la practica, la practicó y la practicará, contra el 65 por ciento de las mujeres. Lo curioso es que muchas de ellas no se enteran de que se están masturbando en razón a que sus patrones de auto excitación son tan diversos como su respuesta orgásmica.
En la actualidad la actitud de la sociedad hacia la masturbación es más tolerante, sin embargo existen todavía defensores de las viejas teorías. En un estudio realizado entre universitarios se halló que el 32 por ciento de los varones y el 14 por ciento de las mujeres opinaban que la masturbación constituía un desperdicio de energía, que era un acto inmoral o que producía sentimientos autodegradantes.
Dentro del conjunto de personas que evitan la masturbación están quienes se abstienen por motivos religiosos, bajo el supuesto de que se trata de un acto pecaminoso. Es evidente que el problema moral no admite un análisis científico y, por tanto, es una cuestión personal que cada uno debe resolver en base a sus creencias morales o religiosas.

Hoy sabemos que numerosas personas se masturban y que ella lejos de constituir un problema , es un elemento de aprendizaje sexual importante. Está demostrado que la falta de experiencia masturbatoria da lugar, con mayor frecuencia, a problemas sexuales con la pareja.
El algunas circunstancias, la masturbación puede ir asociada a determinadas condiciones patológicas, pudiendo parecer que sea ella la responsable del problema cuando en realidad es lo contrario: la masturbación es la consecuencia de un problema que debe subsanarse. Dentro de este contexto existen personas que se masturban compulsivamente y de forma excesiva. En ellas, el problema básico es un trastorno de ansiedad o bien de personalidad obsesivo-compulsiva, y es esto lo que hay que tratar. En estos casos no sirve de nada reprimir la masturbación.
Estamos ahora en condiciones de resumir la visión actual sobre la masturbación, señalando que ella representa un sólo peligro: la culpabilidad y la vergüenza que sienten algunas personas debido a la práctica de esta conducta. Si un individuo se siente culpable por el hecho de masturbarse, si ello le provoca conflicto y si se preocupa por las fantasías que acompañan a éste acto, estos sentimientos negativos pueden quedar asociados en el tiempo, con toda su carga emocional, desde la perspectiva sexual. Bajo esta presión de culpa, lo único que logra es entrenarse para ser en el futuro, un rápido eyaculador precoz .

Una sana masturbación requiere liberarse de culpas y atreverse a experimentar con la fantasía, la caricia indirecta y promover el control del orgasmo. Es en la masturbación donde nos volvemos seres eróticos conscientes de tal función. Además nos permite manejar el estallido hormonal donde la testosterona hace estragos, así como descubrir el efecto de la oxitocina, la hormona de la ternura, probablemente presente en el deseo de abandonar la masturbación y buscar una pareja real y no virtual para realizar sus mandatos: la caricia, el encuentro y la calidez.

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